España invertebrada





La “España invertebrada” fue el título de un libro publicado por José Ortega y Gasset en 1921, un momento de la historia de España caracterizada por la incertidumbre y el conflicto. La crisis del régimen de La Restauración (1876-1931) había puesto contra las cuerdas a la clase política en su conjunto; la desafección e indignación social hacia el régimen alcanzó cotas nunca antes vistas.  El pueblo se indignaba contra la clase política y reclamaba un cambio de régimen.

Decía Ortega de España:

“Cuando la masa nacional degenera hasta el punto de caer en un estado de espíritu como el descrito, son inútiles los razonamientos y predicación.  Su enfermedad consiste precisamente en que no quiere dejarse influir, en que no está dispuesta a una humilde actitud de escuchar. Cuanto más se la quiera adoctrinar, más herméticamente cerrará sus oídos y con mayor violencia pisoteará a los predicadores. Para sanar será preciso que sufra en propia carne las consecuencias de su desviación moral. Así ha acontecido siempre”

Para Ortega la consecuencia del actual estado de cosas que existía en 1921 era esa “desviación moral” que hoy debemos interpretar como ausencia de principios o valores éticos. Para muchos contemporáneos de Ortega, “el fin no justifica los medios”, cualquier cosa era posible con tal de controlar la situación en interés propio. La clase política, económica y financiera de aquella época practicaba un capitalismo “salvaje”, donde la ética brillaba por su ausencia.  La falta de escrúpulos y de principios morales o éticos, favorecía a las clases altas y medias de su generación, pero condenaba a la miseria a esa “masa nacional”.  La cual como en otras épocas de la historia se levantaba mancomunadamente en defensa de sus legítimos derechos y libertades.

Dos corrientes ideológicas y políticas dominaron el reinado de Alfonso XIII: el liberalismo reformista de final de siglo XIX propio español y la nueva social democracia europea.

Para los primeros (Liberales conservadores y Liberales progresistas) el continuismo era la clave, ellos ostentaban la cúspide del poder en España y por tanto la defensa a ultranza del régimen de 1876 era fundamental para su propia supervivencia y de sus negocios.  

Para los segundos la reforma o la ruptura eran las formulas elegidas. Los más moderados apostaban por el reformismo pero bajo un nuevo régimen (liberales demócratas, republicanos federalistas y social  demócratas); los más exaltados apostaban por la ruptura sin condiciones (anarquistas y comunistas).
La falta de acuerdos entre sus seguidores degeneró hasta llegar a las armas durante la Guerra Civil Española (1936-1939).  La falta de ética provocó un abuso de poder de la clase política y económica, dando lugar a una situación de caos en España.  Una situación que lamentablemente degeneró en una guerra fratricida entre españoles cuyas heridas, 80 años después, aun siguen abiertas.

 La realidad de hoy es semejante o parecida a la de los años 20 y 30 en España.  La vertebración de un régimen constitucional, democrático, social y de derecho, territorialmente equilibrado y representativo,  sigue siendo hoy la gran asignatura pendiente de los españoles. No sólo es una cuestión que atañe a la clase política o a la esfera de poder económico, también atañe al pueblo español en donde reside la soberanía. Somos copropietarios de España y en esencia los que tenemos que definir su futuro.

Durante años hemos cedido la responsabilidad de gestionar los asuntos públicos a la clase política en la creencia que harían bien su trabajo.  Los españoles hemos sabido contribuir a la construcción de este proyecto común llamado España. En los últimos años nos hemos apretado el cinturón hasta casi asfixiarnos, muchos han caído en el camino. Todo lo hemos hecho por que queremos que España sea nuestro hogar y queremos que este hogar esté a la altura de nuestras perspectivas.

Hoy descubrimos con horror que aquellas personas que situamos en el poder político y económico no han sido ejemplares, no han cumplido con su trabajo y ha descuidado los asuntos públicos poniendo en riesgo la convivencia en España. La falta de controles y de supervisión ha fomentado el auge de la corrupción hasta límites insospechados. La riqueza del país se ha malgastado, se ha evadido y se ha corrompido. El país afronta un futuro cercano muy complicado. La falta de fondos pone en riesgo de manera grave el estado del bienestar y la propia viabilidad del proyecto común llamado España.

Pero los españoles en su inmensa mayoría no son los culpables de esta situación, hemos cumplido con nuestras obligaciones y con nuestros compromisos. Han sido otros los que han generado esta situación, por lo que es preceptivo proceder a su identificación, detención, puesta a disposición judicial, juzgado y si es hallado culpable, ha de cumplir con la condena impuesta por el juez.

El patriotismo se demuestra cumpliendo con las normas y con las reglas comunes de convivencia que los españoles nos dimos en 1978.    El patriotismo se demuestra cumpliendo con las obligaciones fiscales y laborales. El patriotismo se demuestra contribuyendo de la forma que sea al bien común y al bienestar de las personas. La clase política está llamada a asegurar el bienestar de la población por encima de cualquier otra cuestión. Eso también es ejercer el patriotismo.

Muchos españoles queremos una verdadera democracia para España. Queremos acabar con el régimen oligárquico de la clase política y caciquil del sistema financiero. Queremos acabar con la corrupción y recuperar la riqueza arrebatada. Queremos que sea una democracia basada en el cuerpo social de la ciudadanía, no en las organizaciones políticas.  Muchos españoles queremos recuperar la ética en la política y en la economía. 


Hago hoy un altruista llamamiento a los españoles de toda condición, España os necesita.  Los españoles no tenemos por que soportar esta situación mientras los culpables siguen en la calle y haciendo de las suyas.  Si hay que votar de nuevo, vota pensando en lo que quieres para España, no te quedes como espectador pasivo o votes al de siempre por tradición. Piensa en España cuando votes y en los millones de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza en España. Tú puedes ayudarles con tu voto. 

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