Humanismo vs Anti-humanismo. El reto del nuevo orden.
En los Objetivos del Milenio
acordados en el marco de las Naciones Unidas en el año 2000 se hizo una
valoración del concepto de “Desarrollo” a la luz de la información que
se disponía.
Se apreció un cambio de
paradigma. Hasta el acuerdo del 2000, el desarrollo se medía en función de la
Renta per Cápita de los países, surgiendo así países “desarrollados”,
países “en vías de desarrollo” y países “subdesarrollados”
dependiendo de la escala de renta que mostraban. Este modelo separaba y
marginaba a los países, en vez de buscar la cooperación y la inclusión. El
desarrollo se veía como un sistema vinculado al mundo financiero, económico,
comercial e industrial. Un concepto de desarrollo que apenas había variado
desde el siglo XIX.
Los países “desarrollados”
gozaban de privilegios especiales y lideraban el mundo en forma de “potencias
o superpotencias”. Los que estaban “En vías de desarrollo” se
eternizaban y no avanzaban. Eran considerados los “supermercados” de las
potencias desarrolladas. Y finalmente los países subdesarrollados eran
marginados y sometidos de forma permanente tanto por las potencias desarrolladas; como por los países en vías de
desarrollo. Los “subdesarrollados”
eran humillados, colonizados, violentados, maltratados y marginados. Excluidos
del mundo.
Los expertos en desarrollo
comprendieron al final de la “Guerra Fría” (1945 -1993) que el nuevo orden mundial debía establecer un
nuevo paradigma. El concepto de Desarrollo debía profundizar en planteamientos humanistas, de cooperación e
inclusión de las personas. Frente al modelo de “Potencias”, el nuevo
paradigma recupera y pone en el centro de la cuestión al ser humano tanto como
individuo, como miembro de una comunidad o sociedad.
Los estados, en el nuevo orden, están
llamados a ejercer como elementos vertebradores e instrumentales de todos los
aspectos que inciden positiva o negativamente sobre el ser humano en todos los
órdenes de la vida humana y de las sociedades en las cuales se integra.
Los gobiernos deben garantizar y
proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos. Deben fomentar la prosperidad y oportunidad
económica, lograr el pleno bienestar social y sobre todo proteger el medio
ambiente. También deben reducir en sus
estados la pobreza y acabar con el hambre que pueda existir. Un buen gobierno
debe apostar por garantizar derechos, libertades y servicios básicos a todos
los ciudadanos sin exclusiones. El ser humano se convierte así en la razón de
ser de los estados y los gobiernos.
Los ciudadanos deben exigir a los
gobiernos la garantía y protección a los cuales tienen derecho en virtud de su
soberanía. Pero también los ciudadanos
están obligados a contribuir al sostenimiento del estado por distintos medios y
en distintos ámbitos.
En la actualidad la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) ha establecido la
llamada “Agenda 2030” en la que se establecen un total de 17
objetivos vinculados tanto a lograr el
desarrollo sostenible de pueblos, naciones, países y regiones; como para
controlar las consecuencias nocivas que provoca el cambio climático en la
naturaleza, territorios, individuos y sociedades.
El enlace donde se pueden ver con
mayor detalle: http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/
en esta página cada uno puede comprobar
con mayor profundidad lo que implica el cambio de orden: tanto a nivel personal
o comunitario como el grado de cumplimiento por parte del gobierno y de los
principales agentes sociales, económicos y políticos a escala nacional.
“Desarrollo sostenible, lucha
contra el cambio climático, reducción de la pobreza, fomento del bienestar
social”, son a menudo conceptos carentes de significado en el lenguaje político.
A menudo son armas arrojadizas entre partidos políticos de colores
diferentes en un eterno “toma y daca”.
Apostar por estos objetivos es en
realidad tarea de todos, no tiene por que ser coto exclusivo de un determinado
grupo o colectivo, son objetivos universales para todo tipo de personas. Tener conciencia social y ecológica ni es de
derechas, ni de izquierdas, ni de centro. Todo el mundo puede manifestar esta
conciencia libremente y sin complejos.
El planeta y la
humanidad nos necesitan.
¿Quieres ayudarlos?
En tu mano está el éxito
de estos objetivos.
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