La Feria de Málaga. Historia, presente y futuro de una fiesta



Era costumbre en el pasado celebrar en determinados días el paso del calendario agrícola y/o ganadero en el Ámbito local. La siembra y la cosecha eran momentos precisos para la celebración. Tras la siembra llegaba la espera, el tiempo de crecimiento de las frutas, hortalizas y cereales.  Era un tiempo propicio para concebir hijos y un momento del año en el que la vida diaria daba su comienzo. El ciclo de la vida que se iniciaba con la siembra y el ciclo de la muerte con la cosecha.

En España el ciclo agrícola se inicia en primavera y se acaba en otoño.  Los meses de verano eran de espera y los meses de invierno de descanso.

En Málaga el origen remoto de la feria data del siglo XV  cuando tras la conquista de la ciudad, comenzó a celebrarse las tradicionales ferias ganaderas y agrícolas estacionales como en el resto del territorio castellano. Eran ferias comerciales que a menudo iban acompañadas de cantes y bailes populares y alguna que otra romería protagonizadas por las ordenes religiosas locales.  Hasta el siglo XIX las ferias ganaderas seguían siendo las protagonistas en un ambiente de mercado estacional. de hecho los populares "mercadillos" datan de esta época.

En Málaga en 1887 se decide desvincular la feria comercial (prácticamente en desuso por el cambio de costumbres sociales)  de la feria de ocio.  Con motivo del IV Centenario de la conquista castellana de Málaga  y su incorporación a la corona castellana, algunos eruditos locales  decidieron recuperar la feria de Málaga que tradicionalmente se celebraba en verano. Aprovechando la festividad de la Asunción de María el 15 de agosto y la conmemoración el 19 del centenario, se creó el embrión de la primera feria de Málaga que podríamos denominar de la "era moderna".

El ambiente intelectual, basado en la recuperación de las señas de identidad nacional  a través del estudio de la historia,  inundó aquella primera feria local.  Parece ser que la primera ubicación fue el Paseo del Muelle de Heredia (Hoy avenida del mismo nombre). En esta época aun el puerto no estaba vallado y existía una "marina" amplia,  de ambiente y estética burgués en esta zona residencial de la clase media y alta  (Hoy integrada en el Soho). 

Parece ser que los promotores de dicha feria formaban parte de la "oligarquía de la alameda" (Segunda Generación) , por lo que su financiación debió provenir de las principales casas empresariales locales. La Hermandad de la Victoria reorganizada actuaba como aglutinante. El Ayuntamiento, la Diputación participaban en la organización al igual que el cabildo eclesiástico, pero con menor incidencia.  

Los actos se programaron atendiendo a las costumbres de la época. en la programación oficial  hubo un pintoresco pasacalles con trajes de época en la que se intentó recrear la conquista cristiana y la rendición de los "moros".  A esta procesión que discurrió por el centro de la ciudad, acudió la flor y nata de la oligarquía malagueña y las principales autoridades. 

Los actos más populares y lúdicos consistieron en actividades propias de la época: casetas, bailes, veladas y festejos familiares, fuegos artificiales y no podía faltar la feria taurina en la recién construida Plaza de Toros de la Malagueta. El "baile de la beneficencia" constituía el broche de oro a los "festejos de agosto". 

Hay que decir que la feria era muy elitista y nada quedaba al azar. Era una feria pensada para la oligarquía, no para el conjunto de los ciudadanos. El "populacho" no participaba de la feria, aunque muchos hacían su feria particular en las numerosas tabernas y mesones de la ciudad y en el extrarradio de la ciudad donde se montaban veladas improvisadas. Muchos aprovechaban la afluencia de público local y extranjero, para vender productos de la tierra, en Málaga a esta actividad se le ha denominado "hacer el agosto", es decir  ganar un dinero extra  aprovechando la feria.

Del Muelle de Heredia pasó al Parque de Málaga donde estuvo en varias ocasiones. También hubo un real improvisado en Carranque, en Martiricos y en Teatinos.  Finalmente acabó en el extrarradio de la ciudad en el Cortijo de Torres, actual sede del real de la Feria de Málaga. 

En los años 80 del siglo XX, comenzó a desarrollarse de manera informal la feria del centro histórico. Cortijo de Torres quedaba muy alejado y estaba mal comunicado.  Mucha gente prefería celebrar la feria en el centro en un ambiente mas informal y menos oficial.  Los trabajadores de las oficinas acudían a tomar un refrigerio a la feria, a los puestos que comerciantes, bares y restaurantes ponían frente a la entrada para captar clientes.  Este fue el origen de la feria del centro. 

Al salir de trabajar e incorporarse a la feria,  los hombres y mujeres iban vestidos con ropa de trabajo y no de flamenca o de corto.   Poco a poco la feria del centro mostraba un caracter menos folclórico y mas moderno. La música moderna arrinconaba los espacios de flamenco y de verdiales. Digamos que la gente que acudía al centro había modernizado la feria sin proponerselo.  

Pero esta modernización no gustó a los peñistas (creadores del Cortijo de Torres junto al Ayuntamiento),  ni tampoco al área de turismo del Ayuntamiento.  En un intento por perpetuar los estereotipos feriales, basados en el mantenimiento de la tradición folclórica decimonónica,  el Ayuntamiento se hizo con el control de la feria del Centro creando un gazpacho de tradiciones mal hilvanadas. La esencia modernizadora que inspiró la feria del centro histórico, fue poco a poco apagándose ante el intervencionismo municipal.  

Creo que la feria debe refundarse sobre nuevos principios. Para empezar se debería abrir un amplio debate social acerca del modelo de feria que queremos los malagueños. La feria debe ser de los malagueños y las instituciones actuar de manera instrumental ante los deseos de la población.  Crear un ambiente estereotipado de la feria es contraproducente. Al igual que el vestido de flamenca o gitana se ajusta a la moda cada año; la feria también debe ajustarse a los cambios sociales y de costumbres cada año. 

Sinceramente creo que vestirse hoy de flamenca, bandolero rondeño o ganadero es algo trasnochado y propio de otras épocas. Es mas hoy un disfraz que una realidad.  Además pienso que es una ofensa para los trabajadores del campo y para la etnia gitana, tratándolos como ciudadanos de segunda. 

Los estereotipos nunca son buenos y desde luego la imagen tercermundista que ofrecemos a los turistas es negativa a largo plazo. Si bien es cierto que los turistas extranjeros  que nos visitan en Feria se divierten, consumen y hacen propaganda de Málaga; lo cierto es que a Málaga se le va a identificar con la fiesta y el jolgorio, algo que no tiene nada que ver con la realidad cotidiana del malagueño actual. Debemos dar imagen de modernidad y para ello hay que acabar con los estereotipos. 

Hay que repensar la feria y darle un toque de modernidad acorde con los tiempos que hoy vivimos. La imagen hacia el turismo no debe basarse en el siglo XIX como parece querer el equipo de gobierno municipal; la imagen hacia el turismo ha de proyectarse hacia la málaga real, hacia los proyectos de desarrollo local, hacia la forma de vida actual de los malagueños. La sociedad y las costumbres evolucionan en el tiempo; también ha de hacerlo la feria. 

Malagueños y Malagueñas, disfrutad de la feria de Málaga y recordad que Málaga es "hospitalaria, leal y la primera en el peligro de la libertad" como reza nuestro escudo. Querido Alcalde y Ayuntamiento os animo a que  dialoguéis mas con los ciudadanos y no sólo con las peñas, asociaciones, cofradías y hermandades. Somos muchos malagueños y malagueñas, todos queremos una mejor feria. Os animo a que la diseñemos juntos. 










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