Concepto de "Nación" desde la perspectiva histórica




A menudo suele confundirse en el lenguaje político y en el periodístico  los conceptos de “Nación” y de “Estado”. Intentaré desde la perspectiva de la historia poner un poco de luz.

El concepto de “Nación” surgió en el siglo XIX en círculos intelectuales en vísperas del proceso de unificación alemana (1830-1866).  Los intelectuales consideraban que el “pueblo alemán”  existía un espíritu vital común que consideraba que su lengua, su historia, su cultura y el territorio ancestral, les convertían de facto en una “nación”. 

Pero en esta visión espiritual consideraban “alemán” a todo aquel que compartiese los rasgos heredados del “pueblo alemán” de forma independiente a donde se encontrase.  El ser alemán forma parte de su carga genética. El concepto de nación no va ligado necesariamente a un “estado”. Puede haber “alemanes” en cualquier parte del globo terráqueo y allí donde se encuentre sigue formando parte de la “nación alemana”.  El nacionalismo alemán va más allá de la concepción contemporánea del “Estado”.

Una deriva conceptual de “nación” es la expresada en Italia, cuyo origen también surgió durante el proceso de unificación italiana (1815-1970). En Italia el proceso de unificación fue muy diferente a Alemania.  En Italia no existía previamente un “sentimiento nacional”, sino particularismos y costumbrismos locales. 

La diferente evolución de los microestados itálicos había creado sentimientos encontrados entre ellos. La influencia de España, Francia y Austria en la Península Itálica, hizo que fuera muy difícil que surgiera un espíritu nacional común a todos los pueblos italianos.  La unificación en este caso se hizo por voluntad política impulsada desde el pequeño Reino del Piamonte-Cerdeña. 

Por medio de conquista y de movimientos políticos revolucionarios  como “La joven Italia”, finalmente se logró la unificación política de la Península.  El nuevo Estado (“Reino de Italia”) se definió como Estado-Nación emulando a Alemania. Sin embargo la “nación italiana” fue creada de forma artificial por los dirigentes del nuevo Estado.

Vemos dos modelos de nacionalismo: uno que surge de forma natural por voluntad del pueblo que genera el espíritu nacional; y dos que surge a iniciativa de una entidad política de manera artificial.
En España el concepto de “nación” es muy tardío y sigue la estela conceptual del nacionalismo italiano.  En el siglo XIX los intelectuales consideraban a España como su “patria” común. Como el resultado de una gesta “patriótica”  que hizo posible su existencia.

En este caso siempre aludían los intelectuales conservadores a la gran gesta literaria de “La Reconquista”.  Esta misma visión “patriótica” se transmitió cultural y políticamente a los movimientos secesionistas hispanoamericanos que dieron lugar al nacimiento de nuevas repúblicas. Sus procesos de emancipación e independencia  fueron las “gestas patrióticas” idóneas para cimentar su nueva identidad “nacional”.

En el mismo espíritu “patriótico”  hispánico encontramos la semilla del futuro “nacionalismo español” (surgido como tal a finales del siglo XIX y principios del XX). En la “gesta patriótica de la Reconquista” encontramos sus elementos constitutivos: La unificación de Castilla y Aragón; “la Reconquista” concebida como “cruzada” religiosa; la dimensión imperial protagonizada por Cristóbal Colón y el imperio global de la dinastía Habsburgo.  

En su concepción “patriótica” los intelectuales de la época otorgaron a los “Reyes Católicos” (Isabel I de Castilla y León, 1474-1504; Fernando II de Aragón y Sicilia, 1479-1516) la categoría de “padres fundadores” de España. 

España se configuró así en un moderno “Estado-Nación” según el pensamiento germánico dominante en los círculos intelectuales de la época. Sin embargo esta visión “Patriótica”  fue en realidad una creación intelectual y literaria que hizo posible que muchos españoles considerasen la idea de la existencia de una “nación española” por  la simple y tradicional aceptación del principio de autoridad hacia los intelectuales y sus autoridades.  En este sentido el “nacionalismo español” es más parecido al modelo italiano.

Este pensamiento “Patriótico” derivó en ambientes intelectuales liberales hacia otra gran gesta “patriótica”, la de la Guerra de la Independencia Española (1808-1814). Una guerra en al que los intelectuales creyeron ver el germen de la “nación española” en la heroicidad del pueblo español frente al invasor francés; pero también en su rebeldía contra el poder instituido. De esta forma la “nación española” no surgía por imposición de autoridades (como la planteaban los intelectuales conservadores); sino emanada de la voluntad libre expresada por el “pueblo español”.  En su argumentación, el “pueblo Español” salió a defender su tierra, su cultura, su independencia como “nación”.  Fueron los liberales los que introdujeron el concepto de “nación” en España.

Pero esta “nación española” (patriótica vs heroica) se encontró a finales de siglo XIX en una situación contradictoria.  Tanto en las antiguas “provincias vascongadas” como en Cataluña, sus intelectuales comenzaban a cuestionar la pertenencia del pueblo vasco y catalán a la “nación española”.  

Estos mismos intelectuales comenzaron a plantear que el pueblo vasco es anterior a la romanización y que constituye en sí mismo por propia voluntad en una “nación” independiente a la española e incluso más antigua que la española.   En Cataluña  sus intelectuales bucearon en la historia para encontrar algunos hitos como la existencia de un Condado de Barcelona independiente en la Edad Media (dentro de la “Marca Hispánica” carolingia), o más reciente, el año 1716 (Guerra de la Sucesión Española) cuando las tropas borbónicas acabaron con el “Principado de Cataluña” (territorio autónomo dentro del antiguo Reino de Aragón) y lo anexaron al Reino de Castilla (Estado matriz sobre el que se creó el Reino de España).  

Pero vemos como en estos años surgen en otras zonas de la península (Galicia, Andalucía, Canarias, Baleares, Aragón, Levante…) movimientos “nacionalistas” (término genérico)  que afirmaban lo mismo en base a sus propios hitos históricos.

 En general estos movimientos estaban promovidos por las corrientes liberares  que se habían posicionado en contra del gobierno central en la cuestión de la pérdida de la Guerra de Cuba (1895-1898) y del Imperio hispánico (1516-1899).   El nacionalismo era doble: de tipo regionalista o cultural cuyo objetivo era recuperar sus señas de identidad “nacional” diferenciada de la española; de tipo político cuya misión era dar pasos para la independencia territorial y política de España, con el fin de constituir un nuevo estado.

 A partir de entonces  la falta de consenso entre aquellos que consideran que existe una única nación española que sustenta al Reino de España como Estado unitario (concepto de “Estado-Nación”). Y aquellos otros que consideran una España plurinacional (concepto de “Estado compuesto por varias naciones”), que no tiene porqué ser incompatible con el Estado unitario.
En otros países encontramos casos similares:

En Gran Bretaña, usaron un modelo germánico. Los cuatro pueblos británicos: escoceses, ingleses, galeses e irlandeses, decidieron por voluntad propia constituirse en un Estado unificado: “Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte” (denominación actual).  El sentimiento “nacional” de los cuatro pueblos fundadores se mantiene intacto, pero a la vez la unión hizo posible el nacimiento de la “nación británica”, que puso en el imperialismo colonial  del siglo XIX su seña principal de identidad.

Una deriva del modelo británico fue el del pueblo estadounidense.  En este sentido trece de las catorce colonias británicas en América del Norte, decidieron expresar su voluntad de constituir un estado  unificado independiente del Imperio Británico. Crearon los Estados Unidos de América; pero tuvieron muchas dificultades para crear una “nación”. Cada estado-colonia, se había creado con poblaciones de diferente origen europeo. La mayoría procedía de las islas británicas, pero también había muchos procedentes de los Países Bajos y de Alemania. 

En los estados-colonias del sur y en los territorios del oeste además había población vinculada afectivamente con los pueblos hispánicos, africanos (Esclavos) e indígenas.  Crear una “Nación estadounidense” se antojaba algo complicado. Decidieron prescindir del concepto  de “nación”  y definirse genéricamente como “Pueblo de los Estados Unidos de América” que englobaba a todos los habitantes del país fuera cual fuera su “nación” de origen.

Otra forma de de “nación” es la que se origina por tener en común una misma religión, caso por ejemplo del pueblo judío y el “sionismo”.  Lo que en realidad les une es la lengua hebrea, la religión judía y el deseo ancestral de retorno a “Sión”, la tierra prometida por Dios al pueblo judío.

  El nacionalismo judío  surgió también en los albores del nacionalismo germánico del siglo XIX. Muchos estudiosos de la Torah y del Talmud, consideraron que el espíritu vital común que unía a todos los judíos del mundo era la religión judía, transmitida de generación en generación.  Se sentían herederos de la tradición de los que tuvieron que marcharse de su tierra ancestral  a la diáspora en el año 70 de la era cristiana. Desde entonces vagaban por el mundo.  La dispersión o diáspora era un acontecimiento “patriótico” que unía a las diversas comunidades de judíos.  Del ideal de “retorno” a la tierra prometida, surgió el “movimiento sionista”, que era a la vez un movimiento cultural, religioso y político.

En este tipo de nacionalismo la influencia germánica es innegable. El espíritu vital es el que mueve a los sionistas a ponerse en camino para retornar a Israel (concebido como patria espiritual del pueblo judío desde una perspectiva bíblica).  Ese espíritu vital se transformó en movimiento político y desde la primera Guerra Mundial actuaron para promover la creación del Estado Judío de Israel.

Otra forma de nacionalismo es la étnica, caso de muchos pueblos africanos y de oriente medio.  Antes de la colonia fueron pueblos prósperos, libres e independientes. Cuando se produjo la descolonización en la década de 1960, muchos de ellos quisieron recuperar sus señas de identidad y sus territorios históricos. El colonialismo había roto las antiguas fronteras, unido pueblos enfrentados entre sí y divididos pueblos que hasta entonces habían estado unidos.

El nacionalismo africano y el asiático se basaron principalmente en la pertenencia a una determinada etnia o grupo lingüístico.  La mayoría buscaron la forma de nacionalismo al estilo germánico. Es decir la expresión libre y voluntaria del pueblo de recuperar sus raíces históricas.  Pero también hubo algunos casos que decidieron adoptar modelos franceses, españoles, italianos o británicos, creando artificialmente naciones nuevas a partir de acuerdos entre las partes y ante la dificultad de encontrar las señas de identidad históricas (modelo estadounidense). Esto se dio sobre todo en poblaciones con mucho mestizaje y de orígenes diversos.

Como vemos el concepto de nación es modulable y variado.  No existe un único modelo de “nación”.  En lo referente al estado (entidad política)  existen tanto “Estados –nación” (surgidos de modo natural o bien artificial)  como “estados plurinacionales” (Surgidos a conveniencia, por necesidad o acuerdo entre las partes).

En realidad si lo vemos desde la perspectiva histórica, el modelo “Estado-Nación” está fuertemente influido por el modelo británico, estadounidense o italiano. Creaciones artificiales surgidas de la élite de un país para justificar la unidad política-territorial-administrativa existente.  El Modelo “Estado Plurinacional” está influido por el modelo germánico, dotando al nacionalismo de un vitalismo orgánico natural, ajeno a intereses creados por una élite establecida. La nación se justifica por la voluntad expresada por el pueblo que la ha creado.

El “Estado-Nación” es más  institucional y el “Estado plurinacional” es más espiritual.  Quizás la doble concepción se deba a tradiciones históricas en el caso de Europa. La Europa meridional o mediterránea es más proclive a la institucionalización (Estado-Nación), debido a su raíz  surgida de la romanización. La Europa septentrional y central es más proclive a sus raíces “bárbaras”  de origen tribal, donde lo importante eran las personas y no las instituciones políticas.  

 Fuera de Europa las tradiciones son diferentes, por lo que el modelo elegido tiene que ver con el devenir histórico de cada lugar y pueblo. La influencia colonial europea dejó poso en muchas de estas tradiciones, produciéndose sincretismos e hibridaciones de modelos de “nación”.

Desde un punto de vista político, obviamente el “nacionalismo” tiene consecuencias ideológicas y en el pensamiento de las distintas organizaciones políticas.  Por tanto el individuo, el ciudadano debe ser consciente de su pertenencia o no a una determinada “nación” constituida. Entendida “nación” como sinónimo de “pueblo”.

En democracia, los ciudadanos somos libres para decidir y para elegir lo que queremos ser. Si creemos que pertenecemos a otra nación, estamos en nuestro derecho de formar parte integrante de esa nación con la cual nos identificamos.  Es un derecho humano y cívico. Nadie debería ser obligado a formar parte de una nación de la cual no se desea formar parte  (principio de autodeterminación).

Un aspecto interesante es saber distinguir entre “nación” y “nacionalidad”.  La “nacionalidad” es un acto jurídico por medio del cual se transmite la soberanía a una persona que vive en un territorio concreto sobre el que existe una entidad política (Estado) constituida.

Así por ejemplo, un escocés forma parte de la “nación escocesa”; pero su “nacionalidad” es la “británica”. El pueblo escocés acordó en su día formar parte del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, por tanto tiene derecho de soberanía conforme al derecho establecido en el Reino Unido.

Lo mismo ocurre en Alemania, el pueblo bávaro  que constituye de origen una “nación”,  por propia voluntad, tiene la “nacionalidad” alemana,  porque en su día acordó formar parte del estado alemán. Como todos los alemanes tiene derecho soberano a tener esta nacionalidad.  

Los Estados son por lo general entidades políticas creadas por decisión de sus habitantes. Estos pueden acoger a una sola nación o a varias.  Todas ellas tienen la nacionalidad otorgada por el derecho establecido en dicho Estado.  Lo importante es determinar la voluntad de un pueblo a constituirse en Nación y en su caso en Estado. Existen hoy muchas naciones que no tienen un estado definido y también existen estados artificiales creados por tratados internacionales que obedecen a intereses geopolíticos, pero que no están vinculados a nación alguna.  


En el mundo actual el concepto de “nación” está en un proceso de extinción. La globalización permite fórmulas sincréticas e híbridas en el seno de los diferentes estados soberanos.  Incluso el propio concepto de “Estado” también está en fase de extinción, al generarse un sistema global  o regionalizado de tratar los asuntos públicos.  Cada vez los estados  van integrándose en organizaciones supraestatales y las naciones van diluyéndose en una ciudadanía global que no reconoce la identidad nacional de origen.  

Comentarios

Entradas populares